domingo, 21 de noviembre de 2010

Armas cuerpo a cuerpo

La mas interesante de las armas cuerpo a cuerpo de las culturas mesoamericanas era la macahuitl, compuesta de un garrote alargado aproximadamente de 40 a 50 cm. de longitud bordeado de lanzas de obsidiana




Es un arma muy interesante, porque es capaz de cortar con gran potencia con su lado afilado, y 
tambien es capaz de noquear al enemigo con gran eficiencia, golpeando con el lado plano, o con la cabeza del arma. 
Se usaba una lanza pesada, el tepoztopilli, realizado en madera recia en cuya punta engarzaban afiladas y delgadas cuchillas de obsidiana. Ademas de su inseparable y temible daga de cuero y obsidiana con una navaja de proximadamente 15 cm. del que se sabe lo manejaban muy bien los soldados de la infanteria y cuenta de ello lo narran los soldados españoles que preferian mandar al ataque a los aliados tlaxcaltecas que entablar ellos un enfrentamiento directo con ellos.

Dejo una imgaen de las armas en general:





Armas de largo alcance


No eran las mas adecuadas segun las creencias aztecas, ya que habia mas honor en pelear cuerpo a cuerpo en el campo de batalla, era algo mas bien cobarde usar estas armas. Los aztecas no se explicaban como los españoles siempre peleaban de ese modo.
Lois aztecas lanzaban jabalinas y flechas con puntas de obsidiana o madera endurecida, junto con piedras propulsadas por hondas.
Pero entre los mas destacados, estaba el atlatl.


Consistía en una pieza de madera recta de unos 50 cm con una ranura perpendicular a lo largo para alojar el dardo, y un gancho donde afianzar su extremo. Tenía dos huecos para pasar los dedos índice y corazón y, adecuadamente usado, multiplicaba la fuerza del brazo hasta un 50%, con el que el proyectil adquiría mucha más potencia.




Armas defensivas


El armamento defensivo se completaba con varios tipos de escudo, los chimalli. Uno, de mimbre trenzado, se podía enrollar para facilitar su transporte y desenrollarlo luego en combate. Probablemente sólo se usaría para protegerse de las armas arrojadizas en los momentos previos al combate. En la lucha a corta distancia se protegían con otros pequeños escudos redondos de madera. Estos solían ir adornados con pinturas geométricas, imágenes sencillas o plumas en su parte inferior. En casos excepcionales, podían decorarse con un complejo mosaico de plumas, como el que se conserva actualmente en Viena, que imita la figura de un coyote de magnífica factura.

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